viernes, 13 de diciembre de 2013

LOS ERRORES DEL ADEPTO: EL FALSO PODER (I)




Cuando mediante el Ars Arcanum se busca la manipulación de lo real mediante la ejecución de la propia voluntad e intelecto, es fácil caer en el error común de los adeptos: creer que se realiza una transformación en el mundo para obtener un beneficio tangible e inmediato. Esto es una falsedad vulgar, pues el propósito auténtico de ejecutar la voluntad sobre el mundo comparte la misma intencionalidad que la del artista cuando realiza su obra, es decir, obedece a necesidades del alma buscando resultados útiles sólo para su propio ser interior, y si es posible, en segundo lugar, se obtiene el beneficio material como un resultado residual.
Se busca transformar la realidad para despertar a la mente a la verdad de que es ella misma, y no objeto o fenómeno alguno del mundo, quien determina la realidad, y que la solidez aparente de lo tangible es únicamente “sólida” en cuanto la misma mente así lo dictamine.
Comprendiendo esta verdad se entiende a la vez que la naturaleza de los resultados, independientemente de ser clasificados como positivos o negativos, son igualmente iluminadores, pues mientras cumplan la finalidad de demostrar la sumisión implícita de la materia hacia la intencionalidad profunda de la mente, están revelando la falsedad misma del escenario sobre el cual se pretenden realizar juicios de bien o mal, los cuales no tienen fundamento si  el escenario mismo carece de realidad. ¿Qué tan buenos o malos pueden ser los actos que realizamos dentro de un sueño?


Es por esto que para el Ars, las clasificaciones de “blanca” o “negra” son producto de un juicio que aún no ha despertado a la verdad: el desarrollo de los fenómenos carece de cualidades pues ellos son meramente el producto obediente y transitorio de una Mens Aeterna. Nada positivo o negativo puede obtenerse de las relaciones con el mundo y las cosas mientras estás relaciones estén teñidas de afecto, es decir, contengan preferencias y expectativas personales que producen que el espíritu se apegue a las formas de la falsedad material, enajenándose en las circunstancias de la vida física. El caer en tales juicios o en cualquier inclinación afectiva por los resultados obtenidos de la ejecución de la voluntad en el Ars, es el verdadero mal original, pues el espíritu se mantiene esclavo y servil en concubinato con alguna de estas posturas aparentemente opuestas, jugueteando entre dos manos, apegándose a una y rechazando a otra, las cuales detrás del telón que pertenecen a la misma Mentira.

Cuando se identifica la auténtica meta de la realización de toda obra dentro de uno mismo, identificando el esfuerzo y el logro sobre lo material como únicamente la excusa para el ejercicio del espíritu y no como una finalidad en sí mismo, se puede trascender el riesgo primario de lograr el éxito en la obra y quedar preso de ese éxito, habiendo olvidado que el triunfo tangible es una ilusión y de hecho la primera y más eficaz trampa que detiene a aquel que ha iniciado su camino espiritual. En cambio, si se cae en la auto-satisfacción del poder recién descubierto y se olvida que lo hecho es sólo hecho para revelar la naturaleza reinante de quien lo hace (Spiritus) así como para procurar su ejercicio y evolución, se cae nuevamente y más profundo en la esclavitud en el reino del Demiurgos, alejándose aún más del amor de Sophia al aferrarse con aún mayor tenacidad al abrazo del olvido. Icaros es devorado por el sol y la bestia entierra sus garras en el cuerpo de Adán.

El gobierno de la ilusión es insubstancial en cada rincón ¿Qué vale un océano de nada? El engaño está en creer que la acumulación de vacío acabará por llenar la vacuidad, pero incluso la corona más lujosa es sólo un estigma de falsedad, un reinado de polvo. Cuídate de la corona de falso oro.

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